¿QUÉ REVOLUCION…?

            La RC -que su líder pronosticó duraría trescientos años-, duró menos que una melcocha en la puerta de un colegio. Sus líderes nunca entendieron que una verdadera revolución no la hacen los líderes, sino las masas.

            La Historia Universal nos enseña a gritos esta verdad. En el mundo antiguo fueron líderes como Espartaco los que lideraron las rebeliones de esclavos que rubricaron el largo proceso de decadencia del esclavismo; en los siglos XVI y XVII, los campesinos parias que el feudalismo arrojaba a la miseria se rebelaban para sobrevivir; la Revolución francesa de 1789 es la culminación de este cruento proceso; durante el siglo XIX se fortalece la dictadura del capital que ahora llamamos “democracia representativa”.

            En el marco de este sistema, los dos últimos siglos y lo que va del presente, la dictadura del capital ha controlado el poder político. Toda amenaza a este orden ha sido combatida con diferentes métodos, que van desde la legalidad hasta el uso brutal de la fuerza. En el siglo XX la cadena capitalista se rompió en la Rusia zarista y luego en China y otros puntos del planeta.

            Esa cadena planetaria también se debilitó en América Latina. Al igual que la Revolución bolchevique la revolución cubana tiene el mérito histórico de haberse atrevido con la dominación capitalista, si tuvieron éxito o no es otra cosa, pero fueron revoluciones que hicieron saltar en añicos el viejo capitalismo.

            En esta perspectiva la RC no sólo que ha sido un engaño, sino que pretende perpetuarse en el engaño. Sus líderes, Correa y Lenin, son políticos de derecha y deben dejar de seguir engañando a las masas. Las revoluciones auténticas nacen en el seno del pueblo, sus líderes salen de él o lo representan con verdad, hasta las últimas consecuencias.

La Hora, 16-08-2017

 

 

 

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4 respuestas a ¿QUÉ REVOLUCION…?

  1. José dijo:

    Su artículo contiene algunos aciertos y otros conceptos con los que difiero. Es verdad que una verdadera revolución no se hace sino con el pueblo, pero desgraciadamente se requiere de un grupo armado y ese grupo es jerárquico y sus jefes son autoritarios y cuando cambia la estructura de poder ese nueva élite sustituye a la antigua, voy a mencionar dos casos que Ud. cita en la Revolución Francesa el poder fue tomado primero por Robespierre y luego por Napoleón Bonaparte y en el caso de la Revolución Cubana por la familia Castro.
    La «democracia representativa» es una democracia muy reducida pero no es una dictadura como por ejemplo el chavo-madurismo o las dictaduras fascistas.

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    • modesjor dijo:

      Señor: un aporte del «progresismo» en estos últimos años, es que una ideología radical puede llegar al gobierno mediante las elecciones. Esa es la trampa en la que vive la democracia occidental, no puede evitarlo, porque de hacerlo, negaría su esencia. Lo que está por demostrarse es que habiendo ganado el gobierno, se puede pasar a tomar el poder. Falsos líderes como Correa, Lula, Cristina, no pudieron hacerlo, pero una vanguardia político-espiritual podría hacerlo. No es la vanguardia leninista, en nuestro caso, es una vanguardia que se alimenta de lo ancestral, despojada de los «valores» occidentales y adiestrada en otra forma de vida, en la que prevalece la austeridad y el desprecio casi total al consumo de valores de cambio. De no lograr llevar a la práctica este ideal, la humanidad está perdida.

      Las referencias históricas a las que usted hace referencia sólo demuestran una cosa: ningún sistema socio-económico que nace, llega con un manual de procedimientos a la Historia. Robespierre tuvo valor para hundir el feudalismo, pero no supo como iniciar la costrucción del nuevo sistema capitalista, por eso es que un geniuo sin ideología como Napoleón a ceñir la corona imperial; tampoco Lenin en la Rusia zarista pudo hacerlo, ni DFidel en Cuba, ni Mao. Los grandes logros del «socialismo real» fuewron fruto del vigor histórico del cambio. Los errores en la construcción de la nueva sociedad lo condenaeron al fracaso.

      Pero ¿para que sirve la Historia? Para aprender de los errores, lo que se logra si se tiene una concepción que pueda ser constrastada con esa práctica erronea. Esa labvor no la ha hecho hasta ahora la izquierda mundial desde la caida de la URSS. Donde mejor estamos preparados para hacerlo es aquí, en la región andina. Aquí están las raíces de esa superación.

      Tengo la convicción de que es más positivo pensar en esa alternativa que dedicarnos a criticar experiencias ejenas, que pueden haberse mal encaminado, pero que tienen el mérito de haber intentado superar las limitaciones del régimen capitalista.

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  2. José dijo:

    El gran error suyo es creer que una «vanguardia político-espiritual» que obviamente piensa dirigirla Ud. y que no es otra cosa que otra élite puede hacer una «revolución» diferente.

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