¿SE ROMPE EL VIDRIO?

Todo funcionario público debería tener el tejado de vidrio, mucho más los que llegan a serlo por votación popular. Jamás en la vida republicana esto ha sucedido, por el contrario, mandatarios, ministros y jefes de alto rango e, inclusive, los de medio pelo, hicieron de sus cargos cotos cerrados donde era imposible entrar. Nuestro sistema político estuvo tan jerarquizado que la ciudadanía supuso que los que llegaban a esas alturas eran ángeles

Hay apellidos en el Ecuador que, generación tras generación, hicieron sus fortunas con dineros del Estado. Nadie nunca los fiscalizó, nadie nunca les averiguó cómo se habían hecho ricos. En esta nación platónica unos nacían con estrella y otros estrellados.

Recién en la década de los años noventa del siglo pasado, la irrupción del movimiento indígena como sujeto político sacude la conciencia nacional posesionando la idea de que todos estamos sentados en la misma mesa de la democracia. Las fuerzas tradicionales propusieron consolidar un sistema de partidos a sabiendas que, en ese proceso, se iban a fortalecer las fuerzas tradicionales o sus retoños, como efectivamente sucedió.

La Constitución de Sangolquí (1998) fue, jurídicamente, la culminación de este proceso, sólo que en ella se legisló a favor de la partidocracia privatizadora, lo que quiere decir que la fuerza del movimiento popular encabezado por los indígenas, fue apenas tomada en cuenta. A su amparo la partidocracia quebró la nación.

La Constitución de Montecristi trató de enmendar ese defecto y lo logró en gran medida. En este marco jurídico debe ser juzgada la RC. Ahora el Fiscal encuentra razones para vincular a JG con la trama Odebrecht. Si hay méritos esa justicia, creada por el correismo, debe romper el vidrio de la corrupción.

La Hora, 23-08-2017

 

 

 

 

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3 respuestas a ¿SE ROMPE EL VIDRIO?

  1. José dijo:

    Para tener una discusión hay que definir bien las cosas, luego, voy a definir partidocracia: «sistema en el cual para presentar candidaturas se requiere auspicio de un partido o movimiento político». Por tanto, tanto en la Constitución del 98 como en la de Montecristi está consagrada la partidocracia. Es más, si bien es cierto que la Constitución del 98 facilitó las privatizaciones y el feriado bancario la de Montecristi es mucho peor porque consagra el hiperpresidencialismo, un sistema de gobierno fascistoide donde el Presidente de la República tiene un poder descomunal.
    Por último quien ha quebrado el estado es el correato (no la «vieja partidocracia») con una deuda de más de $62 000 millones ($58 000 millones reconocidos por Lenin Moreno) y que es muy difícil de pagar dado el precio del petroleo y en medio de una corrupción sin precedentes en la Historia del Ecuador.

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    • modesjor dijo:

      José: «partidocracia» para nosotros los ecuatorianos es igual a corrupción, las definiciones linguisticas o académicas no nos sirven para nada. Desde Bolívar se discute el presidencialismo de los regímenes. La democracia plena y directa, como la concibe J:J: Rousseau, nunca ha sido posible, ni creo lo será en los próximos mil años. La lucha contra la oligarquía hace necesaria una dosis de fuerza, sin ella es imposible la conquista de nuestro destino. Revise la Historia nuestra y ajena.

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      • José dijo:

        Para comunicarse hace falta definir los conceptos, si para Ud. «partidocracia= corrupción», esa concepción es muy particular aunque Ud. diga «nosotros» (Ud. y quienes más?). De modo que la linguistica y las definiciones académicas si sirven sobre todo si se usa una definición que sólo «nosotros», es decir solo Ud. entiende. Por otro lado, el hecho de que se discuta el tema del «presidencialismo» desde la época de Bolivar significa precisamente que es trascendente y hay que diferenciar el «presidencialismo» de la constitución del 98 que permitió botar a varios presidentes, todos incompetentes y corruptos y la de Montecristi que no permitió botar al más incompetente y corrupto.
        En cuanto a la democracia, es claro que más que un estado es una meta difícil de alcanzar, pero el hecho de que sea difícil no quiere decir que debemos renunciar a ella. Por último, Ud. dice: «La lucha contra la oligarquía hace necesaria una dosis de fuerza, sin ella es imposible la conquista de nuestro destino.» Pero esa «dosis de fuerza» requiere las armas y por tanto una estructura jerarquica militar que sustituye a la antigua oligarquía y el remedio es peor que la enfermedad y eso precisamente nos dice la Historia.

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