Uno de esos pensadores de Facebook, estudiante de una universidad pontificia de Caracas, resume, en un artículo digital, todas las virtudes históricas que explican, según él, las razones por las cuales los norteamericanos son “superiores” a los latinoamericanos.
Citando a Carlos Rangel estampa esta perla: “la guerra de la independencia fue ´una llamarada de odio antiespañol” que quiso eliminar por completo una herencia que constituía nuestra única cultura”. Trescientos años de opresión pueden explicar el odio, pero nada explica ignorar las culturas originarias, salvo una mentalidad genéticamente colonialista.
Este bárbaro estudiante, admirador de un racista como Domingo Faustino Sarmiento, sostiene que una de las razones del éxito norteamericano es haber acabado con la población aborigen y haberle impedido su integración a la sociedad blanca. ¿Es esa la mentalidad de los estudiantes que salen a protestar contra el chavismo?
Sostiene este aprendiz de genocida que el error de los latinoamericanos es haber querido eliminar la cultura ibérica, lo que nos llevó a quedarnos con lo malo, que lo identifica con lo autóctono. Nada puede repugnar más que un tonto americano disfrazado de europeo.
Esta academia “pelucona” y racista actualiza la vieja discusión entre civilización y barbarie tomando partido por la civilización que la identifica con los EE UU. Cita a un aristócrata como Tocqueville y se ampara en encomiastas del imperio yanqui como Carlos Rangel.
No, señores académicos y clonados alumnos venezolanos, hay que superar las taras. Vivimos un momento histórico en el que se han invertido los términos: hoy la barbarie es la civilización que ustedes han creado y la nueva civilización comienza a ser la cultura “bárbara” que han despreciado.
La Hora, 03-08-2016