Ser un deportista de éxito, artista, científico o académico no quiere decir que se pueda ser presidente de la república. La popularidad que puede conferir cualquiera de esas actividades no es garantía de nada, pero la política burguesa suele aprovecharse del brillo que emana de esas personalidades para engatusar a las masas.
En la concepción de la política revolucionaria esto es inaceptable. La política revolucionaria conlleva decisiones radicales para las cuales un político tiene que haberse preparado más allá de lo académico. Un académico que juega a la política deviene en un político con un solo punto de vista que, a nombre de su prestigio, lleva al país por senderos equivocados. ¿Acaso no es suficiente el ejemplo de Rafael Correa?
La política revolucionaria hace políticos académicos, no al revés. Marx fue un político que honró la Academia, al igual que Lenin, Ho Chi Min o Fidel Castro; pero en ellos estuvo primero el nervio político, la clara visión de que había que revolucionar la estructura de la sociedad capitalista. Alfaro es un ejemplo.
Hay en el Ecuador un académico con pretensiones presidenciales que se viene inflando como un pavo con su “virtud” de ser capaz de unir el agua con el aceite, la Socialdemocracia con el Socialismo, la Democracia Cristiana con Pachacutik, el centro con la izquierda, la izquierda con la derecha desde hace décadas.
Ayala Mora es, en el Ecuador, el claro ejemplo de un Académico destacado que ha fracasado sistemáticamente como político revolucionario. Los socialistas lo sabemos desde que quiso fusionar al APRE con el PSE y apoyó a León Roldós, desde que, junto a una dirección oportunista, se tragó el PSRE al que ahora dice pertenecer.
Amigos, no es lo mismo con violín que con guitarra.
La Hora, 2-03-2016
Resulta sorprendente que Ud. siga el guión de Rafael Correa, quien ataca a la Universidad Andina y también a su Rector-Fundador Ayala Mora a quien calificó de «maquiavelo con corbatín» y unos pocos días despues Ud. también lo ataca.
Voy a examinar sus argumentos:
Dice Ud:»La política revolucionaria hace políticos académicos, no académicos políticos, no al revés» y menciona deplorables ejemplos a quienes no me voy a referir. El punto fundamental es que Ud. dice que es primero el «nervio político» insinuando que deben ser primero políticos profesionales y luego «académicos» aunque ese último calificativo en algunos de sus ejemplos les cae demasiado grande. Pero resulta que la Historia ha demostrado que los políticos profesionales devienen frecuentemente en caudillos autoritarios, calificativo que les calza a todos menos a Carlos Marx.
Despues dice Ud. que Ayala Mora es un «pavo que se ha inflado» y que ha «fracasado como politico revolucionario» exhibiendo sus supuestos fracasos sin justificarlos.
En cambio Ud. que probablemente se autocalifique como político académico no ha exhibido tampoco ninguno de sus exitos.
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El único éxito que puedo exhibir es mi lucha permanente contra estos oportunistas de la política, que a nombre del socialismo destruyen la patria, porque nunca he sido candidato para nada ni he estado envuelto en ese lodo hediondo del oportunismo electoral. ¿Qué culpa puedo tener si Correa dispara contra el mismo blanco que yo disparo? Mi lucha se remonta a épocas anteriores al correismo. Debería, usted, estudiar la historia de la izquierda en el Ecuador. En las librería venden un libro de mi autoría que le puede ayudar.
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Ud. acusa a Ayala Mora de «oportunista», demuestrelo. Indiqueme en que librería hay su libro y el título.
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¡En las librerias, señor! Española, Mr Books, Abya Yala, cualquiera. Si acaso no sabe, con mi nombre es suficiente.
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