Ha dicho el Presidente de la república que la periodista Tania Tinoco de Ecuavisa debería renunciar. Este pedido merece una reflexión.

La ofensiva global de la neoderecha se ha empeñado en querer convencer al mundo que las fronteras entre izquierda y derecha se han esfumado. No sólo que es una trampa, sino que no resiste el más ligero análisis. La izquierda se está recuperando y la derecha goza de buena salud. Tiene a su favor el neoliberalismo mundial, la ciencia, las universidades y los medios masivos de comunicación.

Ignorar esta verdad fortalece el proyecto mundial de dominación porque, camuflado en el discurso de la unidad y el consenso se sacraliza la desigualdad y la injusticia. No reconocer que esa es la ventaja de la derecha mundial nos convierte en fichas ingenuas del enemigo.

La nueva izquierda no es una izquierda de “borrón y cuenta nueva”, por el contrario, tiene su fortaleza en la razón, motivo por el cual su principal combate es ideológico. No se combate a la neoderecha mandándola a callar o pidiéndole que renuncie a decir su verdad. Stalin lo hizo, Pol Pot y el propio Fidel Castro.

Hay que construir las posiciones en un combate frontal con el enemigo, sin utilizar la fuerza como argumento, preparando los cuadros que política y espiritualmente puedan defender la causa del pueblo.

Con cuadros como Carlos Ochoa, Alexis Mera, Fernando Alvarado y otros, ¿podrá la RC ganar esta fundamental batalla?

¿Con qué derecho Rafael Correa pretende taparles la boca a periodistas como Tania Tinoco, Janeth Hinostroza, Roberto Aguilar y tantos otros, si no tiene con quién hacerles frente?

No se puede construir la casa comenzando por el techo. Si es así, Rafael Correa tendrá que emplear la razón de la fuerza.

JORGE OVIEDO RUEDA

Publicado en:

La Hora, 22/abril/2015, Quito.