Un gran alivio sentí al oír las últimas declaraciones del ex vicepresidente Moreno. Dijo que no estaba de acuerdo con la tesis de la reelección ni con la sanción a Bonil. Supe, entonces, que nunca sería candidato.
Sí, porque el tema de la reelección es ahora vital para el régimen, no tanto por Correa, como por la imperiosa necesidad que tienen de contener la marea negra de la corrupción, ahora represada. La mística revolucionaria que se necesita para cambiar la realidad no es una de las virtudes de los aliancistas, tampoco es un gobierno de ángeles asexuados indiferentes a las mieles del poder. Si Correa está por arriba del bien y del mal, mal haríamos en creer que sus correaboys también lo están.
Lo de la libertad de expresión es el otro nervio sensible del régimen. Correa pelea contra la prensa equivocando el blanco. Son los poderosos intereses económicos los que debe atacar, no una prensa que es parte del paisaje democrático. A estas alturas del partido, los escándalos de Correa contra la prensa son sutiles cortinas de humo para dejar las cosas como están.
En los dos temas Lenin Moreno lleva razón, pero, curiosamente, son los dos temas que más interesan a la extrema derecha ecuatoriana. Si impiden la reelección, la derecha hundirá el Titánic con lo bueno y con lo malo de la RC y desbrozará el camino de su libertad de expresión.
Ahora que Moreno ha hecho saber que está más de acuerdo con la derecha que con el régimen, ni de broma Correa pensará en él para la continuidad.
Y el chistecito de ser la carta de la izquierda boba para enfrentar a Correa, no creo que se le pueda ocurrir a nadie que tenga un dedo de frente.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en:
La Hora, 11, marzo, 2015, Quito