Las amas de casa saben lo importante que es que en el hogar cada cosa tenga su lugar. Si así sucede todo está en orden y todo fluye, dicen.
En la nación, desde que Rafael Correa apareció, en la política cada cosa está comenzando a ocupar su lugar. Si no, mire usted, amable lector.
La derecha anda nucleándose alrededor de Lasso. Ahí están bien. Tienen derecho a defender sus poderosos intereses: los grandes capitales productivos, los especulativos, la tradición y la propiedad.
Está la nueva derecha, girando alrededor de su astro rey, Rafael Correa. Es esa que acepta la necesidad de cambiar ciertas cosas para que nada cambie, la que dice estar continuando la obra de Alfaro y construyendo el Estado-nación, a lo que llaman revolución.
Está el populismo trasnochado que pretende volver al poder, sin darse cuenta que la realidad superó sus pretensiones.
Está el llamado centro izquierda que agrupa a ex figuras del régimen (Larrea, Borja) y otras que dicen escribir con la izquierda. Ahí están bien, ese es su lugar.
La izquierda estalinista ya no existe, está subsumida en el proyecto correista y la que dice estar fuera ya se quitó la careta. Quieren vencer a Correa para hacer lo mismo, pero con otro estilo.
Todo está bien, lo que está mal es que formen un solo coro para hablar a nombre del pueblo. Ninguno de estos sectores asume su papel abiertamente, como Febres Cordero lo hizo en su tiempo.
Las cosas están comenzando a ocupar su lugar y presiento que de hoy en adelante todo va a fluir.
La izquierda revolucionaria no habla a nombre del pueblo, es el pueblo, viene de abajo y está madurando en la lucha. Pronto propondrá una alianza de clases que vaya de la izquierda hacia el centro, que no es lo mismo, si usted lo mira bien, amable lector.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en:
La Hora, 3, diciembre, 2014, Quito,