Yo comprendo el síndrome de la traición que aqueja a Mashi Rafael. ¡Pobre! Tiene que ver fantasmas por los cuatro costados. No es para menos. En Alianza País no hay una ideología, hay una fanesca, no de ideologías, de intereses personales, ambiciones, proyectos individuales, etc, etc. ¡Pobre Mashi! Cree que en política se puede ignorar la ciencia de la organización.
¿Cuál es el equipo humano que acompaña a Correa? Los supuestos marxistas están más callados que Chico Silencio, incapaces de alzar la voz para corregir el rumbo; los seudo socialistas tienen pavor de perder sus sueldos y se han vuelto siervos incondicionales del presi, igual que los miristas, los comunistas y los ex guerrilleros del AVC. Mashi Rafael está solo frente a la maldad, como los superhéroes.
Recién los izquierdistas de antaño se dan cuenta que Correa es una ficha brillante de la derecha tradicional y se someten a la cobardía de no denunciarlo, los cuadros progresistas, es decir, la derecha camuflada, tampoco pueden hacer nada frente a la fuerza ciclónica del líder y la derecha dinosaurica prefiere esconder las orejas porque con esa bestia al frente, todo se puede sin correr mayores riesgos, piensa . El pueblo intuye que Correa es su enemigo.
A Correa no le queda sino aliarse con Arregui, la Conferencia Episcopal, TFP, el Opus Dei y otros parecidos para seguir haciendo el papel de superhéroe. Le sostendrán personajes genéticamente de derecha como Alexis Mera y el fiscal Chiriboga, pero no es suficiente.
El síndrome de la traición es un síntoma de debilidad. A Correa no le quedan sino dos caminos: tomar por las de Villadiego o declararse el super Rafstalin ecuatoriano. Conociéndolo, no creo que prefiera huir, escogerá lo segundo.
¡Sólo de pensarlo me da escalofríos!
Publicado en
La Hora, 23/octubre/2013
Quito