Esa viveza de conejo que caracteriza al Mishu presidente le ha llevado a afirmar que él está de acuerdo con el eterno alcalde de Guayaquil en el tema de la reelección. Entre Correa y Nebot, sólo existen diferencias de estilo, no de proyectos.
Ambos creen en la empresa privada, en las leyes del mercado, en el capital como fuerza motora de la producción, en el extractivismo como fuente inevitable del Buen Vivir; ambos tratan al pueblo como a un rebaño, ergo, ambos creen que son el Mesías elegido para traer un poco de consuelo a este valle de lágrimas.
Ambos necesitan más de cuatro años para concretar sus proyectos político-económicos, ambos creen que sin ellos nada es posible. Después de mí, el diluvio es una frase que cada uno de ellos puede suscribir sin problemas. Ambos tienen razón en lo que a la reelección respecta, porque ningún proyecto, ninguno, puede dar fruto en el lapso de cuatro años.
Las llamadas democracias occidentales son la dictadura permanente del capital corporativo. Que gobiernen los demócratas en los Estados Unidos, es irrelevante para los republicanos o viceversa, mientras cada uno, a su tiempo, garantice la permanencia del sistema. Cambia el medio, no el fin.
Correa y Nebot necesitan tiempo para concretar sus proyectos y Correa necesita la confrontación con el proyecto nebotcista, porque necesita triunfar sobre alguien. La trampa está en que identifica su gestión con un proyecto de izquierda, por eso Cholango se equivoca cuando propone dialogar con el régimen.
La oposición real a Correa es la de los sectores populares, con el movimiento indígena a la cabeza, dueños de un proyecto revolucionario que debe nacer para durar los próximos cien años.
Si es así, ¿quién le tiene miedo a la reelección?
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en
La Hora, 7/agosto/2013, Quito.