Una marea verde flex cubre el Ecuador. Rafael Correa volvió a recibir el apoyo mayoritario del pueblo. En el pasado, sólo Rodrigo Borja concentró tanto poder. Hoy Correa tiene en sus manos la Asamblea Nacional, el poder judicial y los otros poderes que su genio político inventó para bien de su proyecto.
El que diga que esto está mal sólo demuestra que respira por la herida. Correa sabe hacer las cosas porque va con la Historia. Aquellos líderes que hablan a nombre del pueblo, sin excepción, defienden el pasado. No son un cero a la izquierda, pero ya no convencen.
Dicen que Lasso es la nueva derecha. En sus primeras declaraciones sostiene que él inaugura la oposición a Correa. Nada puede ser más postizo. La nueva derecha está protegida por Correa y, hoy por hoy, prefiere el silencio. Empresarios como Noboa son una especie en extinción que nunca volverán al poder, porque en el marco del nuevo Estado tienen que pagar impuestos. Esa reforma es parte de lo que Correa llama revolución.
Líderes populista como Gutiérrez van contra la Historia. En su limitado horizonte mental, creen que la mejor forma de salir del atraso es entregándose a los intereses extranjeros. El discurso socialista de Correa los ha sepultado.
La izquierda stalinista no da la talla para ser oposición. Acosta recomienda mansamente a Correa que sea tolerante y rectifique.
La oposición a Correa está en otro lado. Es una oposición ideológica, programática y orgánica, que parte de dónde Correa ha llegado. Es una oposición que va con la Historia, pero que ve más allá de lo que Correa ve.
Esa oposición es la nueva izquierda. No es estridente, es reflexiva; no es oportunista, es auténtica, propone el Sumaw Kawsay revolucionario y socialista. Esa nueva izquierda derrotará a Correa.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en
La Hora, 20/Febrero/2013, Quito