En 1637 Descartes publicó su famoso Discurso sobre el método. Con él enterró el pensamiento escolástico y dio inicio a una de las más profundas revoluciones del pensamiento. La revolución científica traslada de la geometría a las ciencias sociales el método analítico-deductivo, con lo cual le dota de una base racional al proceso del conocimiento. Hace más de cuatro siglos que en occidente consideramos al método cartesiano como el método científico por excelencia. Con él hemos descifrado todos los misterios.
Gnoseológicamente consiste en conocer primero las partes para llegar a la esencia, con lo cual, de forma apriorística, se tiene que pulverizar la unidad para conocerla. La ciencia cartesiana separa el sujeto del objeto convirtiéndolos en ideas claras y distintas. Así hemos construido la actual civilización. Newton sigue a Descartes y convierte a la física mecánica en raíz gnoseológica del conocimiento universal.
¿Qué hemos logrado con el método cartesiano? Una civilización deshumanizada. El Alma Mater salió del dogma medieval para entrar en el dogma científico y, aunque se lo niegue, las universidades siguen formando profesionales eficientes en la defensa técnica y normativa del conocimiento, sin una pizca de humanidad. La Universidad como una máquina monstruosa de reproducción de conocimientos que nos llevan a la destrucción.
¿Podemos persistir en este método? Es triste ver cómo el señor Ramírez martiriza a los jóvenes sometiéndoles a pruebas de éstos conocimientos. Le oí decir a un alumno mío: maldita Universidad, me obliga a recitar lo que no creo; si por mi fuera, preferiría quedarme burro.
¿Seguirá la Universidad ecuatoriana siendo instrumento de reproducción del método cartesiano? En la época de la cuántica se impone el cambio.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado
en La Hora
Quito 23/Mayo/2012