Aparece en la pantalla de TV la abombada frente del economista Diego Borja. El periodista comienza recordando todos los cargos que ha ocupado en este gobierno y halaga su ego diciéndole que él también, al igual que el misho Presidente, es joven, economista, estudiado en Lovaina y otras pequeñas boberías por el estilo.
Borja, siguiendo el principio marketinero de que si ataco al líder, me pongo a su altura, le cae a patadas al Presidente. Dice, en esencia, que el proceso correista está traicionando sus orígenes, que está girando a la derecha, se está alejando del pueblo y que, lamentablemente, gira alrededor de la figura concentradora y autoritaria de Correa. Todo esto, y mucho más, lo dijo con una sonrisa en los labios y pasmosa serenidad.
La opinión pública nacional creyó que de Carondelet saldrían rayos y centellas. Que yo sepa, nadie ha tocado un pelo de la abombada frente del economista Borja. La misma crítica que desde afuera hace la seudo izquierda -Larrea, Acosta, MPD y otras hierbas- hace Borja desde adentro.
¿Por qué a Correa no le quita el sueño este tipo de crítica? Porque sus opositores tratan de disputarle su proyecto político, del cual él es el rey, su gestor y máximo defensor. Nadie como Correa tiene más virtudes y condiciones para llevar adelante esa política reformista. No basta una maniobra de marketing para desplazar a Correa. Hace falta una política revolucionaria, trasformadora, radical y auténticamente socialista.
Correa, Borja, Larrea, Acosta, Patiño y otros dirigentes por el estilo, tienen el mérito de haber descifrado el camino para ganar las elecciones, pero una cosa es ser dueño del gobierno y otra del poder. Todos ellos, sin excepción, son alumnos fracasados del socialismo. Jamás podrán entender las lecciones de la Historia.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en La Hora 14/12/2011