CIERTA VERDAD

 

            No se puede decir que Rafael Correa pasó por nuestra Historia como un suspiro imperceptible. Si bien es cierto que aquello de que “el Ecuador ya cambio” lejos está de ser una realidad, tampoco se puede decir que nada ha cambiado.

            Comencemos por lo primero. Si viajamos por el país, lo hacemos por carreteras de primer orden. En diez años se cambió la realidad vial. El correismo se defiende diciendo que parte del gasto público está en esta red, sus opositores dicen que ahí está concentrada la corrupción. Mientras se dilucida este problema, unos y otros viajan cómodos y seguros a sus destinos. Yo opino que Correa debió haber hecho al revés: tejer una colosal red de caminos que vayan del caserío a las grandes ciudades, pero, bueno, eso a nadie le interesa discutir.

            La reforma del Estado es otra obra digna de destacarse. No se alcanzó la descentralización necesaria, pero el proceso estaba encaminado. La ciega oposición clasista la está eliminando y la “trucha oposición” sólo demuestra su inconciencia pequeñoburguesa ayudando -cargada de “buenas intenciones”-, a que se consolide la restauración conservadora.

            Lo otro es más de carácter ideológico, cierta verdad que ahora se la quiere tapar bajo el peso de la denuncia moralista, del escándalo que ve en el musitar de un ratón el rugido de un león. Creo que no es saludable para el país cambiar de ladrones. Lo saludable es eliminarlos.

            Es que hay cierta verdad que no se la quiere reconocer. Es cierto que los líderes del socialismo del sXXI se apropiaron del discurso revolucionario para apuntalar el edificio del capitalismo, pero no es la derecha corrupta la llamada a desenmascararlos, tiene que ser un movimiento de izquierda heroico que apunte a la construcción de un nuevo socialismo, humano y liberador.

 

La Hora: 25-04-2018

 

 

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Una respuesta a CIERTA VERDAD

  1. José dijo:

    Empesaré por lo último. En Matemáticas se suele decir que el orden de los factores no altera el producto, pero en política si es así: para la vieja izquierda lo importante es el socialismo, luego lo «humano» y por último lo liberador. Para la nueva izquierda lo más importante es lo humano, luego las libertades, la democracia y después el socialismo o tal vez solamente la equidad. En ese sentido es también importante la ética y por eso todos los pillos deben irse a la cárcel y eso no es «moralismo».
    Por otro lado, Ud. está muy equivocado al decir «La reforma del Estado es otra obra digna de destacarse. No se alcanzó la descentralización necesaria, pero el proceso estaba encaminado. »
    ¿cuál reforma del estado? ¿cuál descentralización? Lo que hubo y hay todavía es un gobierno fasistoide y centralizador.
    Por último, de qué sirven las carreteras si no hay alcantarillado y agua potable? De qué sirven si no hay un tren moderno que una los países latinoamericanos (uno de mis sueños), por dar un ejemplo. Las carreteras, aparte de los negociados lo que han hecho es favorecer a una clase privilegiada alíada del régimen: los transportistas.

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