CAMBIE, LE RECOMIENDO

            Las máquinas son tan eficientes debido a que están diseñadas para repetir de forma sistemática los mismos movimientos. La inteligencia artificial todavía no existe, las máquinas son estúpidas.

            No me gusta comparar al cerebro humano con una máquina, porque esa herencia cartesiana se ha venido reproduciendo desde el siglo XVII y es la responsable de la deshumanización general de nuestra especie, pero es inevitable. El cartesianismo ha convertido a nuestro cerebro en una máquina.

            ¿Quién da las órdenes a nuestro cerebro? El poder mundial, cuyo objetivo es conservar su sistema de privilegios. Esa conservación depende de tener un ejército mundial que obedezca sin protestar sus órdenes. Ya no es necesario el látigo como en los tiempos de la esclavitud clásica, hoy se logran los mismos resultados por medio de la programación cerebral que adopta, en la práctica, la forma de la rutina.

            Se nos enseña socialmente a ser ordenados y obedientes, a repetir lo mismo desde la cuna hasta la tumba.

            Por eso le recomiendo, amable lector, que cambie su rutina. Si le enseñaron, por ejemplo, a ir a misa, deje de hacerlo; si le enseñaron a respetar a la autoridad establecida, deje de hacerlo; si le dijeron que lo normal era usar sostenedor o calzoncillos, deje de hacerlo, si aprendió que los indios eran inferiores, deje de creerlo, si le inculcaron que la caridad es lo correcto, deje de pensar así, si le dijeron que la pobreza era natural, rebélese contra esa idea.

Si usted es capaz de distanciarse de esas ideas que se consideran “normales”, entonces comenzará a romper la cadena de cerebros computarizados que no hacen otra cosa que reproducir la trágica esclavitud moderna.

            Dejemos de pensar como el resto si queremos que la suerte social del Ecuador cambie.

La Hora, 14-06-2017

 

 

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