Son sólo golpes de efecto. Carlos Polit sabe demasiado como para que se le siga un juicio verdadero y la lista de Odebrecht no es ninguna garantía de que se encuentre a los verdaderos corruptos. La corrupción en el Estado capitalista es de alto vuelo. Si Lenin quisiera hacer una cirugía mayor tendría que comenzar a hundir el bisturí en las cabezas de Rafael y Jorge Glas.

            Eso no es posible, el sistema se preserva, se cuida, se regula a sí mismo, tiene mucho cuidado de destruir los mecanismos de su sobrevivencia y, uno de ellos, es la corrupción. Los políticos burgueses intervienen en política porque saben que la política es el mejor negocio para ellos, personalmente, y para las clases a las que representan.

            Lo que pasa es que, en el Ecuador, Rafael Correa inauguró la era del “descaro progresista” que consiste en hacer lo que les conviene a las élites usando el discurso revolucionario del pueblo, para lo cual contó con el apoyo irrestricto de “esa izquierda boba” que era, en esencia, reformista.

            ¿Cirugía mayor de mano de Lenin Moreno? No señor. Golpes de efecto para distanciarse de su mentor político, no para aumentar el centímetro de profundidad que tuvo el correismo, sino para poner el nivel de las aguas a la altura de los intereses de la oligarquía ecuatoriana. Eso es lo que yo he llamado Rafa-leninismo.

            Que Lenin haya vuelto a confiar en gente como Gustavo Larrea sólo demuestra que en el seno de su gobierno se cree que se pueden hacer las mismas cosas pero sin tanto escándalo, cediendo más allá de lo posible y manteniendo la cara dura. Esa era la propuesta de esa “izquierda boba” a la que representa Larrea. Cuestión de estilo, dicen ellos.

            Pero el Ecuador no se curará nunca con paños tibios, se necesita de verdad una cirugía mayor.

La Hora, 07-06-2017