Uno de los rubros de mayor propaganda durante los diez años del correismo con Correa fue, sin duda alguna, los cambios en la educación nacional.
Mashi Presidente solía repetir cuan importante era para el futuro del país la construcción de las famosas Escuelas del Milenio. Hoy que el nuevo Ministro de Educación ha dicho que no van más, cabe preguntarnos, más allá de la propaganda, qué hay detrás de este asunto.
Como en ninguna otra actividad social a la educación se la puede valorar sólo por los resultados. La educación está ligada a los objetivos nacionales de un país. Se educa para transformar o para conservar. Las Escuelas del Milenio se hicieron para mejorar la educación desligada de los objetivos de transformación que Correa decía perseguir. Cambio en la forma, no en el contenido.
Organismos como la UNESCO, UNICEF o la misma ONU vienen recomendando a las naciones cambios en la educación desde la década de los años setenta. La “nuclearización”, las “redes amigas” son algunas iniciativas que tenían el mismo contenido del proyecto Escuelas del Milenio. Cambiar la infraestructura y mejorar los contenidos para esculpir cuadros defensores del sistema.
Hay una especie de genocidio cultural en este sistema, una mentalidad colonizadora que a largo plazo tiende a la disolución de la comunidad, cuando el objetivo debe ser su conservación. No conservar la miseria, si las costumbres y formas de vida que son las que le dan riqueza a la comunidad nacional ecuatoriana.
¿Es a esto a lo que se refiere el nuevo Ministro de Educación? Si se comprende que la comunidad debe generar educación y no ir a la educación blanqueadora propuesta por el Estado colonizador, entonces estaremos por buen camino, de lo contrario, no.
La Hora, 31-05-2017