¿Quién dice que la lucha de clases no existe?, ¿que los cambios vienen solos?, ¿que en el Ecuador sólo es posible la evolución y no la revolución?

Lo dice la Revolución Ciudadana que es, en nuestro medio, el espacio de mayor concentración por metro cuadrado de seudo socialistas, seudo marxistas y seudo revolucionarios. Al vehículo construido por Mashi Rafael para viajar al futuro no le pusieron ruedas. Mete mucho ruido anclado en su propio terreno.

¿A quién se le ocurre proponer un cambio en los sacrosantos temas de la herencia y de la plusvalía sin un pueblo preparado ideológicamente para defenderlo? Los marxistas de pacotilla están más perdidos que piojo en cabeza de calvo para no entender que, al pulsar esos nervios, van a causar una reacción en cadena de todas las fuerzas reaccionarias. De hoy en adelante crecerá la marea pelucona “calentando las calles”, preparando el escenario para una “reentré” de la derecha camuflada en una alianza de concertación nacional.

En temas como el de la familia, la herencia y la propiedad no se debe andar con medias tintas. La reacción sabe que las leyes propuestas son sólo tiros de salva, pero pretexto suficiente para crear el caos y desencadenar la agitación política.

Una revolución verdadera no se juega la vida por tan poca cosa. En estos asuntos hay que ir al fondo. La “mano invisible” de la reacción pelucona comenzará a llenar las calles del Ecuador con la consigna de “fuera Correa”. Bastarán unos pocos en contra para atronar el ambiente político y otros tantos para defender al régimen, pero esta no será la lucha definitiva. Esa sólo se dará cuando el pueblo verdadero, liderado por una vanguardia político-espiritual, salga a las calles a barrer, de una vez y para siempre, toda esa inmundicia.