El mundo del siglo XXI se parece mucho al del siglo XX. La razón puede ser que el poder de ahora sigue en manos de los mismos de ayer. Poco antes de la segunda guerra mundial el odio antisemita había calado hondo en la conciencia europea, no por iniciativa del ciudadano común, sino de las élites que los gobernaban. Hitler catalizó ese odio y con el respaldo de la burguesía alemana masacró a más de seis millones de judíos.

El odio xenofóbico ahora no tiene perfume judío, sino musulmán. Se está creando la imagen de que la civilización occidental está amenazada por el terrorismo gihadista, no de otra forma se explica la presencia masiva de los líderes occidentales en un acto de protesta en contra del atentado terrorista a Charli Hebdo que se constituye en el acto público más hipócrita de los terroristas oficiales más poderosos del mundo.

Yo soy los cientos de niños palestinos muertos, los marroquíes, los sarahuies, los libios, los portorriqueños, los haitianos, los mexicanos, los sirios, también soy Charli, porque estoy en contra de la violencia estéril, descontextualizada, que se convierte en crimen no importa si se comete con la mano derecha o con la izquierda.

Yanquis, alemanes, franceses, sionistas son los más grandes fabricantes de armas en el mundo y protestan contra el terrorismo musulmán. Ellos, que son los responsables de la violencia planetaria, mal pueden escandalizarse tanto por el injustificado suicidio de dos fanáticos musulmanes. ¡Pura hipocresía!

Todo es parte de una campaña mundial xenofóbica que está sazonando una guerra demencial contra el mundo “salvaje”, “bárbaro”, “inferior” del islam. Otra cruzada civilizatoria de las élites capitalistas, esta vez armadas con el poder atómico.

JORGE OVIEDO RUEDA

Publicado en:

La Hora, 14, enero, 2015, Quito