Un Rafael Correa huérfano de apoyo popular convoca a un Encuentro Latinoamericano de Organizaciones Progresistas con la finalidad de reafirmar la tendencia revolucionaria que camina por el continente.
En su polémica con Bernstein, hace cien años, Rosa Luxemburgo tuvo razón. Los términos actuales del debate ya no son los mismos, pero la esencia de esa polémica se mantiene, ahora enfrentando las concepciones del pos neoliberalismo con las del anticapitalismo.
¡Cuánto sufrimiento se habría ahorrado la humanidad de haber triunfado las tesis de Rosa! Lo inaceptable es que en la actualidad se le siga dando la razón a Bernstein. Ya no se trata de una ingenua postura inicial que lucha por demostrar que está en lo correcto, se trata de una calculada posición política que busca, a toda costa, la conservación del sistema.
¿Cómo, si no, explicar el giro a la derecha del gobierno de Dilma Roussef, el equilibrio insultante de Bachelet en Chile, la tibia postura de José Mujica, el estancamiento peligroso de Ortega en Nicaragua, la falta de iniciativas estructurales que se ven en el mismo proceso chavista? ¿Y Argentina?, ¿y el extractivismo del gobierno de Correa?
La tendencia progresista, vista al calor de estos ejemplos, nunca llegará a las posiciones revolucionarias que se demandan urgentes en los momentos actuales.
A los movimientos y partidos de izquierda de América Latina hay que informarles que del área andina está emergiendo una nueva propuesta de civilización que fusiona los principios del Sumak Kawsay Revolucionario con la esencia del pensamiento marxista. Una nueva teoría que superará, de forma definitiva, la polémica histórica de Rosa con Bernstein.
No hay sociedad pos neoliberal, la alternativa es el socialismo.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en:
La Hora, 1/octubre/2014, Quito