La sola posibilidad de perder la alcaldía de Quito le ha producido vómito y diarrea al régimen de la revolución ciudadana. La partidocracia socialcristiana, camuflada tras la figura insípida de uno de sus nuevos pichones, es la causante de efecto tan fulminante.
El periodista Orlando Pérez acusa a las izquierdas de estar en plena sintonía con las derechas en lo que a Quito se refiere. Parte de suponer que Correa y su partido son la auténtica izquierda ecuatoriana. Creo que la performance de Rodas también produce efectos alucinógenos en los defensores del régimen.
¿A qué izquierda se refiere Pérez? ¿A la izquierda boba que creyó que apoyando a Correa iba a hacer la revolución?, ¿al estridente MPD?, ¿al Partido Comunista?, ¿al socialismo patiamarillo?, ¿al MIR?, ¿a la Izquierda Cristiana?, ¿a los ex guerrilleros del AVC? No, señor, todos están haciendo de furgón de cola del proyecto correista.
Correa hizo aflorar en la izquierda tradicional su esencia reformista. Ahora bosteza complacida en su gobierno, haciendo serios esfuerzos por llevar adelante este remedo de revolución. Pachacutik no da pie con bola. Agota peligrosamente las posibilidades políticas del movimiento indígena.
La puta derecha sigue haciendo su juego. Al advertir Correa que de triunfar Rodas se podría desestabilizar su gobierno, lo que quiere decir es que la derecha cavernícola pondría en peligro lo alcanzado por la nueva derecha que él representa. Esas izquierdas que el señor Pérez ve, no existen, por lo tanto, no pueden coincidir con las derechas. Esas izquierdas son parte del gobierno y están anuladas.
La nueva izquierda, la del Sumak Kawsay Revolucionario, la que está en capacidad de discutir el proyecto de Correa, está en otra parte. No lo crea, señor, investíguelo.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en
La Hora, 19/FEBRERO/2014, QUITO