Los trolls son agentes encubiertos que vigilan las redes sociales y envían mensajes para aclarar, refutar o amenazar a los internautas, a nombre de una empresa, un líder o un gobierno. También lo hacen en la prensa escrita. Uno de ellos, defensor del gobierno de mishu presidente, me advierte que mis opiniones en este diario están fuera de toda lógica, que no soy capaz, dice, de comprender que la obra revolucionaria del régimen está en el cambio de la matriz productiva.
No, señor, si lo comprendo. Está claro que los objetivos de la política económica del régimen son insistir en las mismas propuestas desarrollistas que desde la década de los años sesenta se aplican en América Latina. Ninguna variación hay en el esquema propuesto por la famosa Alianza para el Progreso en la década de los sesenta y lo que está haciendo el régimen ahora: modernizar la agricultura y fomentar la sustitución de importaciones. El dinero del petróleo, que no sirvió en los años setenta para alcanzar este fin, hoy el gobierno de Correa lo usa para engordar el gasto público. A eso le llama revolución.
Lo que no comprendo, señor, es por qué Rafael Correa rehúye este debate fundamental y lo camufla con la propaganda de lo que hace su vicepresidente. Cambiar la matriz productiva no significa perfeccionar la misma, sino cambiarla por otra.
¿Dónde está esa otra matriz productiva? No está en ninguna parte, ni en la mente del régimen, porque no la tiene.
Si se propusiera una revolución agrícola, cuyo fin supremo fuera volver a la tierra para construir otra sociedad, entonces comenzaríamos a creer en este gobierno; pero no, está empeñado en seguir matando la Pacha Mama sin debatir. Yo soy el camino, parece decir don Rafael, la verdad y la vida.
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La Hora, 19/junio/2013, Quito