Un indignado pastuso le cae a golpes a un español. Ala, le dice el amigo, ¿por qué haces eso? ¿Qué, no sabrás? ¿Qué cosa? Que estos españoles nos mataron y nos esclavizaron. Bruto, le dice el amigo, pero eso fue hace más de quinientos años. Bueno, pero yo me acabo de enterar. Algo parecido me pasó a mi hace unos días al encontrarme por casualidad con un artículo de Guillaume Long, publicado en El Telégrafo. Me dio ganas de hacer lo mismo.
En el artículo de marras el señor Long trata peor que a perros sarnosos a los profesores universitarios. se resisten a aceptar los altos estándares académicos introducidos por la Loes., dice. Despliegan una aversión especial al doctorado de cuarto nivel, emplean un discurso cada vez más chauvinista en defensa del statu quo. La peachedefobia responde en realidad a una denotada defensa de intereses gremiales de profesores con bajos niveles de formación…
¿Quién dice que todo esto es cierto? Sólo los amanuenses de Correa que tienen como objetivo final domesticar a la universidad ecuatoriana. Nadie que no haya vivido el drama de nuestra universidad puede juzgarla. No es cierto que tenemos aversión al cuarto nivel, no defendemos el statu quo, tampoco intereses gremiales de profesores de baja formación, todo es argumento político de un Estado que quiere tomarse la universidad.
Claro que hay colonialismo científico. Eso es lo que la LOES oculta, eso es lo que denunciamos. Eso es lo que estos nuevos colonizadores se niegan a discutir. Consideran que una educación crítica es una educación de baja calidad. La inteligencia universitaria no defiende la baja calidad, señor, defiende el derecho a prepararse en moldes propios, distintos a los del mercantilismo científico.
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