No es esta la primera vez que por medio de esta columna expreso mi profunda preocupación por las intenciones que el gobierno tiene con respecto a la educación nacional. He sostenido que a pretexto de una lamentable situación de este sector, Correa le está metiendo mano para volverle funcional a sus intereses políticos.
No me asustan sus intenciones, me preocupan sus intereses políticos. Las universidades producen lo que el sistema necesita. García Moreno necesitaba mantener un régimen pre capitalista, la educación debía preparar las mentes para ese objetivo; Alfaro inaugura el Estado liberal, la educación tenía que volverse funcional al mismo; si se inicia un período de cambio la educación debe adaptarse a ese proceso. No se alcanza el cambio si lo que se hace es reforzar los cimientos del viejo edificio.
Y eso es lo que está pasando con la educación nacional. Correa ha perfeccionado el discurso de la mentira. Amparado en la nueva Ley de Educación Superior busca la excelencia en la educación para modernizar la dependencia económica y fortalecer el status quo, convirtiendo a la universidad en instrumento de los intereses del corporativismo capitalista mundial. Correa es un defensor fanático de las bases estructurales de una civilización que ha convertido al ser humano en autómata.
Su desparpajo es insultante. Lo hace a nombre del ideal revolucionario. ¡No se puede tomar el humanismo socialista para convertir a la Universidad ecuatoriana en instrumento de la dominación capitalista!
Yachay, la llamada ciudad del conocimiento, es un evidente ejemplo. En sus pócimas y redomas se están sazonando las nuevas fórmulas de la dominación. En ella se titularán los nuevos zombis del extractivismo, convencidos de que su destino será salvar al Ecuador.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en
La Hora, 5/Dic./2012, Quito.