No, señor, no es como usted dice. Su carta tiene la velada amenaza de que para que la educación universitaria cambie, se la tiene que depurar de quienes no pensamos como el Mashi presidente o el rector de la Central. Esa forma de pensar es la que ha hecho de la Universidad el reino de la mediocridad.
Hay en la Universidad ecuatoriana una semilla sembrada destinada a eclosionar. Es la semilla de un pensamiento libre, forjado en el crisol de la rebeldía y amasado con las ideas de nuestros más auténticos pensadores. En la raíz de ese pensamiento se mezcla la altivez de un Rumiñahui con la mestiza claridad de un Espejo, la mirada zahorí de un Bolívar con la pasión creadora de un Martí. Un pensamiento al que la educación universitaria tiene que hacer renacer diariamente en cada uno de sus educandos.
Cuando digo que la nueva ley de Educación Superior ya tiene el espíritu del gobierno de la Revolución Ciudadana, señor, sólo me estoy preocupando de que la educación instrumentalista, desarrollista, que caracteriza al gobierno de Correa se apropie de la Universidad y ahogue esa semilla libre de pensamiento, porque creo en una educación de calidad que no renuncie a la visión crítica de la realidad. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana.
Vivimos una época crucial caracterizada por desafíos colosales. La educación siembra el futuro en el alma de las nuevas generaciones. La universidad ecuatoriana tiene que aceptar el reto de educar a sus alumnos en las ideas de una nueva civilización. No puede ser instrumento de una ciencia que, después de habernos sacado el corazón, nos lleva irremediablemente al abismo.
Hay enemigos a los que no se les oye venir, como dijo Martí, porque vienen con zarpas de terciopelo, señor.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en
La Hora
1/Marzo/2012, Quito