SUENA FALSA
Como cuando un rey dice que quiere acabar con la pobreza, como cuando un delincuente promete comportarse bien, como cuando un drogadicto dice ya no más, como cuando un niño dice que no le gusta el chocolate, suena falsa la conducta del gobierno.
No sólo es Rafael Correa, es el sector social al que representa. Un sector ilustrado de la clase media que jamás ha podido ocultar su consubstancial arribismo social. Son ellos los que ahora se llenan la boca de revolución y son ellos los que han descubierto las ventajas, no sólo del discurso revolucionario, sino también de las poses revolucionarias.
Correa es el actor principal de esta comedia. Igual se le puede ver en un homenaje al Che como dando un discurso revolucionario; pero en las universidades yanquis se declara admirador del espíritu anglo-sajón y, copiando a Hurtado y Montaner, se atreve a sostener que los culpables de nuestros males somos nosotros mismos.
Suena falsa la conducta del gobierno porque representa el histórico arribismo de una clase media que, cuando la crisis le ajusta los cinturones, se pone del lado del pueblo, pero que cuando las vacas están gordas, tiende al monte del poder.
Correa está obligado a seguir esta farsa. En el Ecuador y América Latina crece el descontento social. El reacomodo de los proyectos mundiales de dominación del capital pasa porque sus aliados locales tengan el máximo de credibilidad.
Al FMI le importa un comino que le escupan en la cara, mientras se pague la deuda; ellos mismos hablan ahora del cambio, como que el economista Carlos Marx fuera uno de sus asesores.
Como todo lo que hace la clase media arribista es falso, me indigna imaginar que símbolos de la protesta ciudadana, como es el caso de los hermanos Restrepo, puedan ser usados para sus protervos fines.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en La Hora 2/Nov./2011