LA PATRIA COMO NEGOCIO

            El triunfo del capitalismo es, en esencia, el triunfo de la libre empresa. Libre empresa no significa que el ser humano pueda vivir de su trabajo, porque de su trabajo ha vivido desde el principio de los tiempos. Significa que es libre para escoger un tipo de trabajo, uno en el cual no tiene que rendir cuentas a nadie y todo depende de cuan eficiente es, ese ser humano, para salir adelante en el enmarañado bosque del mercado y la competencia.

            El capitalismo pre monopólico que prevalece en la economía mundial hasta comienzos del siglo XX, permite el libre juego de la competencia empresarial. La economía se dinamiza hasta niveles extraordinarios, acelerando el desarrollo del transporte, de las comunicaciones, del comercio y haciendo posible el crecimiento del capital y su acumulación. El advenimiento del capitalismo, como sabemos, está cimentado en la sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores.

            Pero el triunfo del capitalismo es, como hemos dicho, el triunfo de la libre empresa. La libre empresa trae consigo un nuevo concepto de libertad, que comparado con el que existía en el régimen feudal, es un triunfo indiscutible del ser humano. Todo el pensamiento ilustrado del siglo XVIII gira en torno de explicar económica y filosóficamente esta conquista. Alrededor de ella se organiza la nueva economía y el sistema político del capitalismo.

            La libre empresa es la que ha creado la civilización actual. Ella es la que ha permitido el desarrollo científico y tecnológico que ahora tenemos, gracias a ella ha sido posible la clonación de seres vivos, los viajes espaciales, los trenes electromagnéticos, los teléfonos celulares, las portentosas máquinas que modifican la naturaleza, la televisión satelital y hasta los videojuegos de los niños, todo tiene su origen en la libre empresa. De ahí que sus defensores sostengan que fuera de ella nada es posible y que el pensamiento extremo de los capitalistas llegue a concebir, como algo lógico y natural, que el Estado debe ser manejado como un negocio empresarial.

            Los amanuenses del capital como nuestro mandatario no son sino pequeños gerentes de la gran empresa capitalista. Rafael Correa comprendió que esta concepción ya había cumplido su ciclo histórico y que había que cambiarla, que la hegemonía de la libre empresa había estructurado un sistema injusto, que polariza las desigualdades, concentrando en un extremo a poca gente extremadamente rica y en otro a millones de millones extremadamente pobres. Poner en un segundo plano a la libre empresa y darle prioridad a la economía pública, era una alternativa que permitiría una mejor distribución de la riqueza social. Eso es lo que ahora se llama el progresismo latinoamericano. Lenin Moreno traicionó a esta concepción, nada importa si fue a Rafael Correa.

            Dos años le ha tomado al licenciado cuántico hacerles caso a Alberto Dahik, Guillermo Lasso y Jaime Nebot. El Estado fuerte, de corte keynesiano, que Correa montó, ha ido siendo desmontado sistemáticamente por Moreno, en otras palabras, se lo ha ido entregando a los defensores genéticos de la libre empresa, aquellos que ven a la Patria como un negocio.

            ¿Cómo, si no, explicar la conformación de ese nefasto Comité de Licitaciones, que no es otra cosa que un comité de privatizaciones? En él está ese lobbysta voraz que se apellida Cuesta y que tanto le cuesta al país. Su único fin es privatizar la “administración”, dicen, de las más rentables empresas estatales, porque, como dice el doctor Augusto Tandazo, la empresa privada no se hace cargo de lo que no rinde, sino de aquello que deja grandes beneficios. Las telecomunicaciones, las hidroeléctricas, las carreteras, la salud, la seguridad social, la educación han sido ya desprestigiadas lo suficiente como para que los intereses privados caigan sobre ellas. ¿Cómo explicar el incremento espectacular de las ganancias del sector bancario? ¿Cómo explicar las propuestas de reformas laborales hechas por el sector empresarial? ¿Cómo entender que un corifeo del gobierno lanzó el tubo de ensayo de la jubilación a los ochenta años? ¿Cómo interpretar la atención privilegiada que el FMI le da a este gobierno, sin poner límites al endeudamiento externo? Con Moreno ha vuelto la tranquilidad a los bolsillos de la oligarquía ecuatoriana y no pararán de escandalizar por aquellos casos de corrupción que seguramente existen en el correato, ni por aquellos que la CIA se inventará, convenientemente, para enterrar, bajo toneladas de infamias, todo vestigio del progresismo correista.

            La reacción de los empresarios contra el correismo es una prueba fehaciente de que le tienen pánico a las concepciones progresistas y que no descansarán hasta convertir al Ecuador en una multiempresa nacional, en la que la casta de siempre seguirá con la parte del león y al pueblo, pueblo -tal vez con los sectores medios bajos-, nos tocará bailar con la más fea. Y eso que el correismo no fue, ni veo que puede ser, una alternativa radical y revolucionaria.

30-05-2019

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Una respuesta a LA PATRIA COMO NEGOCIO

  1. Jose dijo:

    No voy a argumentar mucho sobre la «libre empresa» como causal principal del desarrollo actual aunque Ud. dice que «El advenimiento del capitalismo, como sabemos, está cimentado en la sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores.» O sea según Ud. los trabajadores originaron el capitalismo y el posterior desarrollo se debió a la «libre empresa». Y Ud. se olvida olímpicamente de las revoluciones agrícolas, de la primera revolución industrial del carbón, de la segunda del petroleo, la gasolina y la electricidad y ahora la tercera del gas, las energías alternativas y la robótica.
    Después Ud. dice una total falsedad: «Rafael Correa comprendió que esta concepción ya había cumplido su ciclo histórico y que había que cambiarla, que la hegemonía de la libre empresa había estructurado un sistema injusto, que polariza las desigualdades, concentrando en un extremo a poca gente extremadamente rica y en otro a millones de millones extremadamente pobres.» En primer lugar nadie sabe exactamente lo que pensaba Rafael Correa pero para mi es claro que lo que pretendían es crear por medio de la rapiña generalizada una nueva lumpen oligarquía delincuencial siguiendo el guión del Foro de Sao Paulo.
    Este plan fracasó por la baja de los precios del petroleo que impidió repartir las riquezas entre todas las clases sociales que las entregó más a las priviligiadas como La Favorita, los bancos, etc. y el caso Oderbrecht y el sobrendeudamiento.
    Pero eso eso terminó. Pero el plan era despues de ésto era justamente las privatizaciones para apoderarse esta vez privadamente de las riquezas. Ud. se olvida la relación de Cuesta con Cadena (el zar petrolero desde el correato). Es decir el plan sigue con algunas caras viejas y otras nuevas.
    Falso qué «¿Cómo interpretar la atención privilegiada que el FMI le da a este gobierno, sin poner límites al endeudamiento externo?» Si se ponen límites al endeudamiento.
    Falso: «Con Moreno ha vuelto la tranquilidad a los bolsillos de la oligarquía ecuatoriana y no pararán de escandalizar por aquellos casos de corrupción que seguramente existen en el correato, ni por aquellos que la CIA se inventará, convenientemente, para enterrar, bajo toneladas de infamias, todo vestigio del progresismo correista.» Nadie se inventa la corrupción, no se ha investigado suficientemente porque Lenin es también es complice.
    Conclusión: Los correistas están enojados con Lenin porque ellos no ejectaron las privatizaciones.

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