¿NUEVA CONSTITUYENTE?

A un dirigente socialista se le ha ocurrido la “brillante” idea de que la mejor solución para salir del correismo es instalar una nueva Asamblea Constituyente que se encargue de promulgar una nueva Constitución.

La oposición de la izquierda “arrepentida” se da en el marco de las ideas tradicionales de la izquierda. La tesis de una nueva Constitución demuestra cuan alejada está “esa” izquierda de la realidad nacional y, por consiguiente, cuan postizas son sus propuestas que parten del deseo subjetivo de sus “brillantes” líderes y no de sintonizar correctamente el “sentido de la Historia” que está en marcha, es la irresponsable postura de quienes siguen creyendo en las prácticas políticas estalinistas del todo o nada.

Plantearse la realización de una nueva Constituyente es desconocer el proceso vivido en el Ecuador en los últimos años; significa menospreciar la lucha popular que desembocó en la Constitución de Montecristi y no comprender que una nueva realidad jurídica-constitucional surgirá a partir de la carta Magna del 2008 y no en contra de ella. Las reformas que haga el pueblo a la Constitución del 2008 serán resultado de la elevación cualitativa de su conciencia revolucionaria con lo cual estará superando los límites demo-burgueses del correismo. Eso es lo dialéctico, lo históricamente correcto.

            Los líderes de “esa” izquierda engatusan solemnemente a sus militancias haciéndoles creer que la Constitución del 2008 es un saco de imperfecciones. Eso, a más de coincidir con la derecha, es un discurso falso. La Constitución del 2008 debe ser reformada por el pueblo, no por Correa, en un sentido revolucionario. Eso sería aprovechar la fuerza acumulada y, a su vez, acumular más fuerza en la marcha indetenible de la revolución socialista.

 

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Una respuesta a ¿NUEVA CONSTITUYENTE?

  1. Patricio dijo:

    El autor dice:»Plantearse la realización de una nueva Constituyente es desconocer el proceso vivido en el Ecuador en los últimos años; significa menospreciar la lucha popular que desembocó en la Constitución de Montecristi», pero ocurrió que esa lucha popular en la cual participacipamos muchos fue traicionada precisamente cuando se aprobó el estatuto de la elección de la Constituyente porque no se crearon asambleas barriales, ni cantonales, ni siquiera provinciales para construir colectivamente la consutución. En Montecristi se perfeccionó la partidocracia, entendida cono el oligopolio de los partidos políticos que poco a poco se ha convertido en el casi monopolio de Alianza País. Pero sobre todo, se implantó el «hiperpresidencialismo» que ha permitido el gobierno abusivo y autoritario que tenemos. La Constitución de Montecristi no es un «saco de imperfecciones» sino un saco de contradicciones que debe ser cambiado con una nueva constituyente, esperamos que esta vez con participación democrática y construcción colectiva.

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