MUERTE EN LA HISTORIA
La revolución liberal de 1895 pone fin al Estado terrateniente. Con ella se hace presente el Estado capitalista, representante de los intereses de los comerciantes y otros grupos modernos como los banqueros y los exportadores, también de una débil burguesía industrial.
El liberalismo machetero de Alfaro, que concebía un proyecto nacional basado en la democratización del capital, pronto se encontró con la resistencia del sector pelucón de los liberales, que junto a los terratenientes urdieron su muerte. Desaparecido Alfaro, la tradición colonial de la aristocracia se machimbró perfectamente con la plutocracia y pusieron luz verde a su proyecto de dominación.
Pero la revolución liberal había promovido también otros sectores, esta vez en el otro extremo de la pirámide social. Trabajadores asalariados, peones libres, jornaleros, empleados, nuevos burócratas que comenzaban a pensar en sus derechos. Nuevas ideas, al comienzo del siglo XX, llegaban a estas tierras empujadas por hechos como la revolución socialista de Octubre.
Sin embargo, el Estado liberal, moderno y pro capitalista, sólo se consolida en la década de los años veinte. Se bautiza con la sangre de más de tres mil muertos proletarios que la vesania capitalista-terrateniente regó en las calles de Guayaquil un 15 de Noviembre de 1922.
Con la fundación del Partido Socialista en 1926, liberales y conservadores sienten amenazada su estabilidad política. Después de consolidar el Estado burgués, se dan a la tarea de institucionalizar la democracia. Comprenderán rápidamente que un caudillo populista como Velasco Ibarra será la solución. Desde entonces, hasta nuestros días, el pueblo no ha sido otra cosa que un invitado de piedra. Correa está haciendo las reformas necesarias, pronto el pueblo ecuatoriano hará la revolución verdadera.
JORGE OVIEDO RUEDA
Publicado en La Hora/16/Nov./2011