VERÓNICA ABAD

En voz del pueblo siempre se repite ese aforismo que afirma que hay que cuidarse más de los amigos que de los enemigos, lo que resulta, casi siempre, dolorosamente cierto.

En el amor, la traición de la amada o del amante ponen de manifiesto que la confianza en la pareja es la antesala de la traición, pero esto es en el amor, donde la flecha de Cupido trae, entre otros componentes, la confianza, que resulta ineludible cuando uno hace pucheros por su amado (a).

Pero en política no es aceptable la idea de ponernos en manos de nadie. La política exige de los líderes la necesidad de crear mecanismos para evitar que la puñalada trapera venga del mismo círculo de confianza que uno crea para dirigir a los pueblos. No hacerlo no es un error menor. La traición de Moreno ejemplifica este aserto con mayor fuerza que cualquier otro ejemplo.

Cuando en 1984 asistimos a la campaña electoral que enfrentaba una opción socialdemócrata y otra neoconservadora, tuvimos la oportunidad de ver sobre el tapete las ideas, mondas y lirondas, de ambas opciones. Borja defendió la tesis de fortalecer el Estado y Febres Cordero la empresa privada, Borja la necesidad del diálogo y los acuerdos interclasistas, Febres la represión y la violencia como método del accionar político. Lo importante es que ninguno disfrazaba sus intenciones y, cuando llegaron al poder, sus ideas se reflejaron en la conducción del Estado.

Cuarenta años han pasado desde entonces. Nunca después de esto la política nacional volvió a correr por los andariveles de la honestidad y franqueza política. Después que en la década de los noventa irrumpe el movimiento indígena como una fuerza decisoria en los destinos patrios, la puta oligarquía se da a la tarea de camuflar sus intenciones para buscar el apoyo popular. El período partidocrático no fue sino el concurso de mentiras interoligárquicas para enamorar a las masas y conquistar su apoyo, incluido los populismos irresponsables de Bucaram y Gutiérrez. El aquelarre oligárquico de repartirse la patria como si fuera un a presa, terminó cuando irrumpió la figura de Rafael Correa. Por primera vez un líder de la izquierda posible en el Ecuador comienza a llamar al pan pan, y al vino vino. La oligarquía no puede confrontar sus ideas con un líder que, sin ser ni socialista ni revolucionario, es lo suficientemente lúcido y valiente para poner orden en el caos reinante. Una década fue suficiente para demostrar que una ideología basada en los intereses populares podía construir una patria próspera y mejor. La única respuesta que se les ocurrió a las élites enanas fue el odio y el desprestigio que, desde la llegada al poder de Lenin Moreno, se fue orquestando como una campaña colosal de educación en el odio a Correa y lo que él representa.

La alianza interoligárquica de Moreno-Lasso destruyó la obra material del correísmo y ha bombardeado sin descanso la conciencia nacional para posesionar en la mente de la población la idea de que por culpa de Correa el país está en la quiebra. Pero el sol no se puede tapar con un dedo. Las elecciones seccionales catapultaron nuevamente al progresismo correista y las elecciones forzadas después de la muerte cruzada decretada por Lasso daban a la candidatura del correísmo una contundente victoria en la primera vuelta. La oligarquía nacional, con la embajada norteamericana, tenía que impedir semejante arremetida de las fuerzas progresistas y recurrieron al crimen de Fernando Villavicencio para lograrlo.  Alcanzaron su objetivo de poner en segunda vuelta a uno de sus alfiles. El favorecido fue el menos esperado, el empresario e hijo de empresario Daniel Noboa.

Este resultado no se lo esperaba ni el mismo Binomio conformado por Noboa y Abad. Comenzaron a ajustar la imagen que iban a proyectar en la segunda vuelta. La oligarquía es experta en camuflar sus ideas, pero en ocasiones se produce una fisura en su manera de pensar y se filtran, más allá de la imagen, sus verdaderas intenciones. En esta ocasión la “tonta” del paseo ha sido la candidata a la vicepresidencia de Daniel Noboa.

Verónica Abad ha sido brutalmente sincera con el credo político de su binomio empresario. Ha dicho que el Estado no tiene que ocuparse de nada que tenga que ver con el bienestar de las masas necesitadas. Educación, salud, producción, industria, agro, comercio exterior e interior, seguridad, policía, fuerzas armadas, cultura, petróleo, minería, todo, absolutamente todo, debe estar en manos del sector privado Yo creo que sólo Trump en los Estados Unidos y Febres Cordero en el Ecuador tuvieron los testículos que esta mujer tiene para expresar la esencia de su pensamiento político.

Es hora de la real confrontación ideológica, que no es otra cosa, en el fondo, que una confrontación de clases. Y la que lo propone es la candidata de las oligarquías, la candidata a la vicepresidencia de una inesperada liebre de la política nacional que detenta el apellido de uno de los más grandes empresarios del Ecuador: Noboa.

La actitud de esta mujer ha puesto en guardia a las élites ecuatorianas. Le han mandado a callar e inclusive, se sabe, está presionada a renunciar a su candidatura. ¿Por qué? Es la pregunta.

Está comprobado que el neoliberalismo empresarial no es un modelo de Estado que entusiasme a las masas. Viene fracasando desde el siglo pasado y no puede exhibir ni en el mundo, ni en la región, un ejemplo exitoso de gestión. Ha fracasado en Brasil, Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador.  Ha triunfado por medio de la fuerza y por medio de la fuerza se ha mantenido. Las oligarquías se ven obligadas a maquillar sus ideas y para hacerlo se ven obligadas a incorporar en sus discursos las ideas del progresismo americano que, por contraste, es el que más éxito ha tenido en la región desde que a comienzos del presente siglo irrumpiera en el panorama latinoamericano. La oligarquía y las fuerzas del poder mundial tienen miedo de la confrontación ideológica porque saben que están en desventaja. Por eso le han hecho carga montón a una ingenua cargada de sinceridad ideológica que a estas alturas se atreve a poner a flote la esencia de su retrógrado pensamiento.

Luisa Gonzalez tiene que obligar a Daniel Noboa a aceptar la confrontación ideológica porque el progresismo, del cual ella es parte, es infinitamente superior al de sus contrincantes. La pelea es peleando, dice otro dicho popular, y jamás se ha visto que un gusano le pueda hacer daño a un águila. En la lucha callejera, se pueden decir muchas bascosidades, pero en la confrontación ideológica de los líderes que representan las tendencias, sólo triunfa la verdad.

Mónica Abad le ha mandado un mensaje claro y directo a su binomio: no es hora de mentir, tenemos que triunfar o perder con las ideas que nos caracterizan, no podemos triunfar con los argumentos de Rafael Correa y gobernar con las ideas del MorenoLassismo.

Aplausos para esta mujer que parece tener los ovarios más bien puestos que los cojones de muchos de los empresarios que quieren llegar al poder.por medio de la mentira, su binomio, en primer lugar.

Jorge Oviedo Rueda

4-06-2023

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1 Response to VERÓNICA ABAD

  1. Avatar de Jose Jose dice:

    Wrong: Rafael Correa Delgado no llego al poder solitario, fue apoyado por las FARC y las nuevas oligarquías emergentes. Cuando llego al poder fue para afianzar a estas y por eso recurrió al robo (mas de 70000 millones) y al endeudamiento agresivo. Su plan fue quedarse en el poder para siempre como lo han hecho sus amigos: Ortega en Nicaragua y Maduro en Venezuela.
    Cuando llego Lenin Moreno al poder, se esperaba el continuismo y en ese sentido Moreno fue un traidor, desmanto parcialmente al correato.
    (Correa es el paradigma del odio: «Nuestra venganza sera contundente» y mas tarde: «Prohibido Olvidar»).
    Su acusación a la embajada de Estados Unidos por la muerte de Villavicencio es totalmente infundada.
    Tiene razón al decir que Verónica Abad es sincera con su ideología cuando plantea la privatización de la educación y de la salud acorde con su dogmatismo ese si neo liberal. Y tiene Ud. razón al decir que ese modelo ha fracaso en donde tímidamente se ha aplicado (por ejemplo en Suecia donde se aplico la privatización de la educación combinado con el uso de bonos escolares entregados a los padres de familia).
    Sin embargo, Ud. se olvida intencionalmente del otro dogmatismo y es el de Andrés Arauz que también fue muy sincero al proponer la desdolarizacion. Pero la desdolarizacion no es solo dogmatismo sino conveniencia porque permitiría a un eventual gobierno de Luisa Gonzales tener una caja ilimitada para gastos y se estaría abriendo una caja de Pandora a una inflación sin control como Venezuela y Argentina.
    Entonces la disyuntiva es por quien votar y la respuesta es muy clara por Noboa, porque su plan o el de su vicepresidencia ble no se podrá ejecutar porque no tendría apoyo de la Asamblea y en año y medio estará fuera del poder.
    Por otro lado, si ganaría Luisa Gonzales, el plan desdolarizador si contaría con apoyo de la Asamblea con una fuerte representación correista y ademas su plan de no entregar el poder se iría perfeccionando.

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