LA DEMOCRACIA IMPERIAL

            La injerencia norteamericana en los asuntos internos de otros Estados no es un cuento nuevo. Desde 1823 en que James Monroe proclamó su célebre doctrina, no hay ni un solo país latinoamericano en el que no hayan intervenido los señores del norte. Si comenzamos con México que en 1845 vio cercenado su territorio, podemos terminar con Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y cada uno de nuestros países. Hicieron del Caribe un lago norteamericano, controlando Centroamérica, Panamá, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Haití, todo, sin excepción. La diplomacia norteamericana ha ido desde el Gran Garrote hasta la Diplomacia del Dólar, manteniendo siempre férreas las tenazas sobre nuestros países. A dos siglos de este práctica imperial el resultado es que los Estados Unidos de Norteamérica ha llegado a ser la nación más desarrollada del mundo y los países latinoamericanos, sin excepción, de los más pobres e inequitativos del planeta.

            ¿A qué atribuir esta triste realidad? El racismo en la historia sostiene  que los indoamericanos somos una raza inferior, desconociendo la extraordinaria grandeza de las civilizaciones pre-colombinas; otros a que carecemos de iniciativa empresarial, otros a determinismos geográficos que impiden el desarrollo y, últimamente, una antropología cultural que se empeña en demostrar que nosotros mismos somos los culpables, por ser incapaces de superar nuestras lacras y deficiencias. Cualquier explicación es válida para aquellos que todavía no han aprendido a pensar con cabeza propia y a ver la situación desde el punto de vista de los vencidos.

            El “destino manifiesto” de los EE UU fue una concepción estratégica de los norteamericanos según la cual estaban destinados, por la divina providencia, a ser la más grande y poderosa nación del planeta. Bien por ellos, pero para alcanzar ese objetivo histórico, los yanquis jamás tuvieron escrúpulos con el resto de pueblos del mundo, comenzando por la propia población aborigen de su territorio. Esa “limpieza étnica” significó el genocidio de más de cien millones de nativos. El imperio romano de la antigüedad es su émulo. Su grandeza está construida sobre un cementerio.

            Su clarividencia imperial fue capaz de ver a Simón Bolívar como un líder indeseable para sus intereses, de ahí que alimentaron la vanidad servil del general Francisco de Paula Santander. Desde entonces, en América Latina, hay dos bando, el bolivariano y el santanderiano. En el  primero se alinean patriotas como Betances, Martí, Sandino, Alfaro, Fidel, Ernesto Guevara, Chavez o Maduro y en el segundo Somoza, Trujillo, Batista, Pinochet, Uribe, Duque o Guaidó. Los yanquis jamás han escatimado esfuerzos para alimentar la corriente santanderiana, de hecho, es eso lo que están haciendo en la Venezuela de hoy.

            Se llevaron el guano del Perú, el cobre de Chile, la riqueza minera de toda América Latina, el banano centroamericano, el café colombiano, la selva brasileña, el cacao ecuatoriano, la riqueza de nuestros mares, el trabajo de nuestra gente. Su grandeza está construida sobre nuestro sacrificio.

            Las grandes corporaciones del capitalismo norteamericano, que equivale a decir del poder mundial, han cerrado sus fauces ahora sobre Venezuela. Quieren garantizar  para ellos las más grandes reservas de petróleo del mundo, pero, sobre todo, quieren liquidar a Maduro para que Venezuela vuelva a su redil. No pueden aceptar otra Cuba en América Latina.

            Usan los más inverosímiles argumentos. Democracia contra tiranía es el más hipócrita. Deslegitiman el triunfo legítimo de Maduro en las urnas y desconocen la voluntad de más de seis millones de venezolanos. No acatan las reglas de su misma democracia cuando no son favorables a sus intereses. Luego está el hipócrita argumento de la “ayuda humanitaria” para supuestamente ayudar a un pueblo que antes han sacrificado debido a una guerra económica despiadada y a la confiscación de los activos financieros que Venezuela tiene depositados en bancos internacionales. Primero le entran a golpes al pueblo venezolano para después ofrecerle asistencia médica. Este formato los norteamericanos lo manejan a la perfección. Tienen la larga experiencia de Chile, la Nicaragua sandinista, Granada, Honduras y muchos otros países de nuestra América. Hoy en Venezuela se han topado con un patriota como Maduro que está dispuesto a pararles el carro.

            En Venezuela no se juega el destino de la democracia latinoamericana, se juega el destino de una democracia CON YANQUIS O SIN YANQUIS, no se juega siquiera la suerte del capitalismo como sistema, se juega el derecho a la autodeterminación, a la independencia y la soberanía de los pueblos, se juega el futuro de la naturaleza, del agua limpia, de una economía sustentable y de la seguridad alimentaria, se juega el orgullo de ser latinoamericanos viviendo en paz, construyendo con nuestras manos el futuro de nuestros hijos, sin la coyunda de una nación que para llegar a dominar el mundo ha tenido que chuparle la sangre a todo el planeta, como lo demuestran las invasiones a Irak, Siria, Líbano, Yemen, Palestina.

            Nadie tiene derecho a intervenir en Venezuela, ni los yanquis ni la Comunidad Europea, peor la reyesía española que no puede aceptar que hace más de doscientos años dejamos de ser sus vasallos. En Venezuela se juega la soberanía de los pueblos de Nuestra América que no podrá volver a ser mancillada por la prepotencia y la avaricia de los dueños del mundo.

31-01-2019

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7 respuestas a LA DEMOCRACIA IMPERIAL

  1. Marcelo Cevallos rosales. dijo:

    Es cierto. Me opongo a la invasión y a la violación a la soberanía venezolana. Los problemas de Venezuela deben ser resueltos por los venezolanos. Pero, ciertamente, Maduro es impresentable.

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  2. José dijo:

    De nuevo un artículo lleno de falacias, medias verdades o falsedades totales.
    Voy a mencionar las más importantes:
    1. «Desde 1823 en que James Monroe proclamó su célebre doctrina, no hay ni un solo país latinoamericano en el que no hayan intervenido los señores del norte.» Demuestrelo, no recuerdo que hayan intervenido en Ecuador.
    2. «A dos siglos de este práctica imperial el resultado es que los Estados Unidos de Norteamérica ha llegado a ser la nación más desarrollada del mundo y los países latinoamericanos, sin excepción, de los más pobres e inequitativos del planeta.» Es verdad que Estados Unidos es todavía la principal potencia de la orbe pero los países latinoamericanos no son los más pobres ni inequitativos del planeta; para Ud. no existe Africa.
    3. «Se llevaron el guano del Perú, el cobre de Chile, la riqueza minera de toda América Latina, el banano centroamericano, el café colombiano, la selva brasileña, el cacao ecuatoriano, la riqueza de nuestros mares, el trabajo de nuestra gente.» O sea los empresarios locales o de otros países no tienen nada que ver y no pagan nada ni siquiera impuestos por llevarse estas riquezas (¿?). Y el imperio español no se llevó nada.
    4. «Quieren garantizar para ellos las más grandes reservas de petróleo del mundo» …. Señor, esas riquezas no sirven para nada si el costo de explotarles (especialmente energético) es superior al beneficio. Además Estados Unidos es autosuficiente energéticamente, tiene el petroleo y gas del esquisto del medio oeste, el petroleo y gas del Canadá, el de México, etc.
    5.»Deslegitiman el triunfo legítimo de Maduro en las urnas y desconocen la voluntad de más de seis millones de venezolanos. No acatan las reglas de su misma democracia cuando no son favorables a sus intereses.» La elección de Maduro fue fraudulenta porque había los «puntos rojos» donde se entregaron «bonos» a los que votaron por Maduro.
    6. «Luego está el hipócrita argumento de la “ayuda humanitaria” para supuestamente ayudar a un pueblo que antes han sacrificado debido a una guerra económica despiadada»…. La princiapal causa de la debacle económica de Venezuela es el desgobierno de la dictadura narco-fascista del cartel de los soles que ha confiscado por años empresas productivas para entregarselos a sus amigos para permitirles el lavado de dólares. Por otro lado, el endeudamiento con China para mantener a la nueva lumpen oligarquía delicuencial ha hecho que el ingreso de divisas se reduzca significativamente.
    7.» se juega el derecho a la autodeterminación, a la independencia y la soberanía de los pueblos, se juega el futuro de la naturaleza» Eso no es posible de conseguir con la dictadura madurista, no existe soberanía si no hay libertades individuales.
    8. Por último quiero decir que como Estados Unidos tiene suficientes recursos energéticos y está en una etapa de aislacionismo creo que no intervendrá militarmente en Venezuela.

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    • modesjor dijo:

      Como sólo lee lo que alcanza a entender hago énfasis en este pensamiento que está en el mismo texto que usted comenta: «Cualquier explicación es válida para aquellos que todavía no han aprendido a pensar con cabeza propia y a ver la situación desde el punto de vista de los vencidos.»

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      • José dijo:

        Le pregunto: Ud. se cree un «iluminado» que «piensa con cabeza propia»? Los demás somos «tontos» que «solo alcanzamos a entender…» De nuevo, no refuta mis argumentos y pretende desacreditarme, típica falacia «ad-hominem» a la que recurre frecuentemente. Por favor, sea más creativo, busquese otros argumentos y no recurra a falacias.

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  3. modesjor dijo:

    ¿Cuáles argumentos? El odio es una aberración, no un argumento. Para su información, los que pensamos con cabeza propia y desde el punto de vista de los vencidos, somos legión, todo un pueblo de «iluminados». Usted y los como usted se van fosilizando. Cada vez tienen menos que decir, por eso el odio que les caracteriza..

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    • José dijo:

      Yo solo odio a los tiranos entre los cuales se encuentra Maduro. Ud. que se autocalifica de «vencido» y se cree «iluminado» no exhibe ningún argumento. De paso le cuento que le tengo aprecio porque a pesar de mis duras críticas a sus escritos no me censura y eso es signo de un talente democrático que aprecio mucho. Gracias.

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