¡Nada! En tiempos pasados la contienda electoral se daba entre una derecha cavernícola, un centro medianamente preparado y una izquierda boba que estaba a la zaga del centro. El canibalismo político solía fracturar los huesos de la izquierda, no de la derecha.

            Frente al fenómeno de AP, como que la bronca dentro de la izquierda se ha esfumado. Ya no hay chinos, cabezones, ni socialistas disputando el protagonismo de los primeros lugares, han cedido posiciones. Uno que otro “figureti” a lo largo y ancho del país agitan los brazos para hacerse notar. En la práctica, parece ser cierto eso que el Mashi dice: que la única izquierda ahora en el Ecuador es AP.

            La astucia política de Correa estuvo en haber soplado con fuerza sobre la casa de paja de la “izquierda histórica” hasta derrumbarla. Sabía que esos partidos eran sólo fachadas, de ninguna manera partidos ideológicos. Los restos de esas carcazas son el centro opositor a Correa que se agrupa detrás de la figura del General Moncayo. Ideológicamente lo mismo, pero con el hipócrita estilo de la racionalidad burguesa.

            Por eso esta próxima contienda electoral es entre Correa y una derecha dividida en mil fracciones. Las fracciones de Cinthya, de Lasso, de Moncayo y el resto de candidatos. El centro existe como argumento falso y no hay izquierda.

            La carta del empresario Benjamín Rosales Peña está dirigida a Cinthya, pero vale para el resto de candidatos. La derecha dividida es chimbadora en su conjunto, se hacen daño unos a otros. AP hará el mejor esfuerzo para ganar en primera vuelta.

            De no ser así se unirán en la segunda todos los caníbales. De llegar a ganar se impondrá en el Ecuador la ley de la selva. La víctima seguirá siendo el pueblo llano que hasta ahora no tiene partido que lo represente.

La Hora, 14-12-2016