Sólo para que te ubiques, Pedro Granja, voy a comenzar este mensaje refiriéndome a mí mismo. Mi nombre es Jorge Modesto Oviedo Rueda, ibarreño de nacimiento, chagra residente en Quito por casi toda mi vida y ahora viviendo tranquilo en la paz paradisíaca de Mindo, noroccidente de Pichincha. Como ves, soy serrano hasta las huevas.
Estudié en el Montúfar. Inmediatamente que gané ese concurso colegial de oratoria que se llamaba El Libro Leído, comencé a militar en las filas de la izquierda ecuatoriana. No en el PCML, ni en el MIR, ni en el PC, en el Partido Socialista Revolucionario Ecuatoriano, a cuyas filas, para que lo sepas, me coptó el mismísimo Manuel Agustín Aguirre. El poder de una pistola me llevó a Cuba. Los hermanos cubanos no me dieron la instrucción militar que pretendía, pero me invitaron a estudiar. Estudié Filosofía y Letras e Historia, que en el socialismo es equivalente a Sociología.

Cuando regresé volví a las filas del PSRE. Telmo Hidalgo y Laura Almeida me abrieron las puertas del Partido y en él milité toda mi vida, librando dura batalla contra el oportunismo de izquierda y la corriente patiamarilla incrustada en sus filas desde que Víctor Granda y Enrique Ayala Mora se adueñaron del Partido. Dejé la militancia después del 44 Congreso en que, por medio de triquiñuelas y fraude, Víctor Granda me ganó las elecciones para secretario general. Cuando Diego Delgado Jara fue secretario general yo fui su más cercano colaborador. Su talento brillante, pero caótico y sin rumbo, no nos permitió construir el instrumento que toda revolución necesita. Antes de Diego, y con Diego, libré dura batalla contra la corriente electoralista encabezada principalmente por Ayala Mora. Tengo archivados todos los documentos históricos que avalan esta afirmación y, un día que tenga los recursos necesarios, los haré públicos.
Esto para que comprendas, Pedro Granja, que no soy un improvisado en la Izquierda Ecuatoriana y que, dentro del PSE, soy uno de los pocos que no ha traicionado el espíritu del glorioso PSRE.
¿A qué le llamo “espíritu del glorioso PSRE”? Verás, explicar eso es demasiado largo para este mensaje, pero lo voy a sintetizar de la siguiente manera: mantener viva la llama revolucionaria que implica, antes que todo, construir un partido ideológico, fuerte y organizado, capaz de resistir la vesania de las clases dominantes y el poder del imperialismo. Eso es el “espíritu glorioso”.
En la década de los sesenta y setenta creíamos que había que romper de un tajo la Historia, para lo cual sentíamos como obligación moral irnos al monte y hacerles la guerra a las élites y a los yanquis. En los años ochenta todavía el fuego de esas concepciones se mantenía encendido (los AVC como ejemplo), en los años noventa comenzamos a dudar de la eficacia de esa estrategia y a partir del surgimiento del chavismo, se abrieron nuevos horizontes para la izquierda latinoamericana. Surgió con fuerza la corriente progresista que, reivindicando la pureza ideológica del socialismo allendista, se enfrentó con éxito a las fuerzas internas e internacionales de la reacción capitalista.
En Ecuador emergió la figura de Rafael Correa Delgado. Este líder, de esencia reformista, se adueñó del discurso de izquierda y triunfó electoralmente en el 2006. Toda la izquierda apoyamos su proyecto, admirados de la fuerza de su liderazgo. Para entonces yo ya luchaba solo en la izquierda y veía con esperanza el potencial del proyecto progresista. La izquierda boba, encabezada por el Quike Ayala y su combo, rompió con Correa y se sumó al coro de los odiadores, demostrando su infinita pequeñez y su gigantesca vanidad de creerse dueños de la verdad. Más que la derecha, esa izquierda le ha hecho un daño colosal al país, porque su odio, manipulado científicamente por las élites y el imperialismo ha impedido avanzar al verdadero proyecto popular.
El espíritu glorioso del PSRE me aconsejó siempre que se preocurara una alianza clasista entre todas las fuerzas progresistas y revolucionarias del Ecuador. Esto quiere decir una alianza que tenía que ir de la izquierda posible que desde 2006 comenzó a ser el progresismo correista, hasta la izquierda revolucionaria, esa que se identifica con el proyecto popular radical, organizado y conceptual. No una alianza del centro a la izquierda, sino de la izquierda al centro. El espíritu glorioso del PSRE comprendía que había surgido un liderazgo fuerte y que había que apoyarlo francamente y sin complejos, dentro del progresismo, no fuera de él. Al progresismo de Correa había que darle una voz crítica, ideológica y conceptual que superara sus limitaciones. Mi solitaria voz, desde las filas de un pequeño grupo de reflexión político-teórica no se ha cansado nunca de repetirlo e impulsar esa posición, la única libre de vanidades, de egos desmesurados y de falsos liderazgos que siempre han terminado cayendo en el vacío. Ñukanchik Socialismo no ha tenido éxito, pero no ha dejado de tener razón.
Ahora vienes tú, auspiciado por el PSE. Entras con chalaca, como todo bravucón de barrio, pretendiendo ponerte en primera fila al atacar a Rafael Correa, líder histórico del progresismo en el Ecuador. No valen los argumentos de que Correa es derecha acomodadora del capitalismo, que pudiendo ser cierto, se necesita ser bestia dogmática para no darse cuenta de que es el único dirigente de la zurda que ha tenido éxito en su lucha contra las fuerzas del capital. Los verdaderos revolucionarios, los que, sin complejos, queremos que avance el proyecto popular, creemos que se debe luchar dentro del progresismo, obligando al reformismo de izquierda a convertirse en reformismo revolucionario, aprovechando dialécticamente la fuerza del proyecto correista. No es lo mismo la vanidosa pretensión de esa izquierda -a la que ahora tu representas-, de infiltrarse en las filas progresistas para en una lucha absurda de quítate tu para ponerme yo, hacer lo mismo que Correa, sino vivir en el progresismo como los glóbulos rojos viven en la sangre hasta teñir de rojo revolucionario todo el proyecto. No es esa tu concepción. Desde el momento que saltas a la palestra política creyendo que podrás superar el éxito electoral de la RC5, estás demostrando que te meas fuera del pilche y que tu candidatura no será sino una mancha más en la piel del tigre de la frustración popular.
Si hubieras planteado una alianza con la RC5 desde la primera vuelta, te juro que te hubiera respetado. Tu ego no te lo permite y te convierte en un oportunista más, con la sospecha, de mi parte, de que detrás de ti se siguen moviendo las sombras funestas de Ayala Mora y otras hierbas de triste recordación para los intereses populares.
En tu defensa dirás que en la segunda vuelta apoyarás a Luisa. Hasta de eso tengo dudas, pero de ser así, no será sino una declaración pública del inmenso oportunismo político en el que sumieron el “espíritu glorioso” del PSRE.
Mi voz es la voz de una militancia socialista que jamás claudicó. A los que ahora pintamos canas, nos da lástima que, a las nuevas generaciones de socialistas, les sigan engañando como engañaron y manipularon a las nuestras.
No puedo desearte éxitos, porque se que estas equivocado y en estas próximas elecciones no harás otra cosa que detener el avance de la verdadera revolución en el Ecuador.
Recuérdalo, mi nombre es Jorge Oviedo Rueda.
Quito-23-XII-2024.
