Los derechos humanos son naturales, nadie debería preocuparse de ellos. Tenemos derecho a ellos así como tenemos derecho al aire, a la vida, a la libertad, a la reputación, ahora a la alimentación, al vestido, al techo, a la recreación. Estos y muchos más son derechos inalienables e imprescriptibles.

¿Qué pasa en el mundo que los violamos sistemáticamente? Son los más fuertes los que lo hacen. A nombre de su democracia los EE UU, por ejemplo, los han violado desde hace siglos; la demencia hitleriana los violó a nombre de la raza, Israel, hoy, se impone brutalmente sobre el pueblo palestino. El colonialismo mental es una violación de los derechos humanos. Es el fuerte el que no sabe respetar al débil. Hay como una permanencia tenaz de la ley de la selva en el seno de la civilización humana.

En el Ecuador se los han violado  cada vez que ha habido gobiernos dictatoriales o autoritarios. El exterminio de los miembros de AVC fue una violación a los derechos humanos de los más débiles. El correismo incurre también en violaciones a los derechos humanos.

Alexis Ponce ha dedicado su vida entera al cuidado de esos derechos. Junto a la hermana Elsie Monje han hecho historia más de una vez, del lado de los débiles. Cuando Correa ganó Ponce se unió con mucho entusiasmo a sus defensores. Cuando advertimos que Correa no era de confiar, Ponce  nos atacó a los revolucionarios con el más ruin de los argumentos, diciéndonos agentes de la CIA.

Hoy el correismo le ha quitado hasta el trabajo, que en su caso es doblemente trágico por la enfermedad catastrófica que padece su familia. Esta nota es para solidarizarme con él, pero también para decirle que no por haber estado en el bando de los débiles, hemos estado equivocados.

La Hora, 04-01-2017